Total, que Javi empezó a venderme la moto y yo que no, que no. Que no.
Al final, como había garantía, le pedí pasta a mi madre para hacer el curso y le dije que si no funcionaba, que dejara de sufrir: volvería al mundo de la ingeniería, como ella quería.
Suerte pa ella, jajaja.
Adopta un copy (Soy Copywriter) me fue guay. Me gustó. Vi que tenía salida, que el copy iba a ser algo demandado en el futuro y dije che, pues vamos a intentarlo y que este solo sea el primer paso.
En su día, Soy Copywriter duraba tres meses.
3 meses, cuidao (nada que ver con los 5-6 de ahora).
En apenas 90 días tenías que empaparte de lo que era el copy (yo pensaba que era otra cosa, rollo escribir en blogs… pero no), aprender a investigar, a montarlo todo, a hacer tus cosis a las landings para que convirtieran mejor… Y yo ahí loquísimo para cumplir con los deberes porque yo cuando me pongo, me pongo.
Decidí especializarme en copy turístico porque conocía el sector y no había nadie que lo trabajara en ese momento. Veía hueco.
Total, que acabé el curso y decidí montarme una web intercambiando mis servicios. Busqué a una diseñadora novatilla (como yo en el copy) y le dije: te escribo tu web si tú me diseñas la mía.
Et voilà.
Me fui a recorrer países como Macedonia, Kosovo o Albania con dos euros en el bolsillo (aunque mi ex sí que tenía más, que si no a ver quién es el guapo) y a la vuelta mi nueva y flamante web me estaba esperando.
No te voy a contar con pelos y señales lo que pasó desde ese momento hasta este en el que estoy escribiendo estas líneas, así que te lo voy a resumir en una lista: