Ay, las vacaciones. Ese gran momento del año que todos esperamos para desconectar.
La ilusión de hacer la maleta. Los nervios del viaje. La alegría por lo barato que te han salido los vuelos.
Visitar lugares exóticos. Sentirte como un rey en el hotel. Comer en el buffet como si te hubieran matado de hambre durante 3 meses en tu casa.
Tomar el sol en la playa de día y liarla parda de fiesta por la noche.
¿A quién no le gustan esos viajes a tutiplén? ¿Quién no los echa de menos por la pandemia?
Pues mira, igual al planeta no le gustan.
Y, aunque todos estamos deseando viajar de nuevo, hay ciertos patrones que no pueden volver a la normalidad cuando todo se reactive.
Por eso, en este post quiero concienciarte un poquito y hablarte del turismo sostenible: una forma de viajar que beneficia a los negocios, a los habitantes locales y al planeta.
Por cierto, la elección de este tema no es casual.
Para mí es muy importante llevar un estilo de vida sostenible y en coherencia con unos valores.
Y ahora, vamos al lío.
Te voy a hablar de...
Por qué el planeta necesita (urgentemente) más turismo sostenible
Tal vez ahora mismo estés pensando: “un momento, Mónica…a mí no me la pegas. ¿Realmente es necesario el turismo sostenible? ¿No será una estrategia para subir los precios?”
Lamentablemente, hay empresas que sí utilizan esta excusa para vender viajes muy caros, que después de sostenibles no tienen nada.
Pero de eso hablaremos más adelante.
Primero quiero que te quedes con estas 3 razones por las que el planeta y sus habitantes necesitan un turismo más sostenible a la de ya:
#1 Porque el turismo masivo está empobreciendo a los locales
A todos nos gusta viajar a lugares limpios, bien cuidados y con todos los recursos disponibles. Pero, ¿quién acaba pagando todo eso?
En los destinos muy turísticos, la llegada masiva de visitantes puede incrementar el coste de vida de los habitantes locales.
Sube la luz, el agua, la vivienda, los impuestos de los ayuntamientos… pero no los salarios.
De hecho, el empleo en la hostelería es de los más precarios: es estacional, está mal remunerado y los contratos (si existen) suelen ser temporales.
¿Y la vivienda, qué tiene que ver?
Pues mira, ¿te suena Airbnb? Esta plataforma de alquiler de apartamentos, en teoría “entre particulares”, ha hecho que muchos propietarios prefieran alquilar sus viviendas a turistas en espacios cortos de tiempo, antes que a residentes por larga temporada.
¿Te imaginas que quieres alquilar un piso y el casero te dice que te tienes que largar de mayo a septiembre? Pues está pasando.
Esto provoca una subida general en la vivienda, con precios casi prohibitivos para jóvenes o familias que quieren mudarse a un nuevo hogar.
Según un informe de precios de la vivienda elaborado por Idealista, solo en la Costa del Sol encontramos incrementos anuales de hasta un 16% en los municipios más turísticos.
Luego nos preguntaremos por qué las nuevas generaciones siguen viviendo con sus padres pasados los 30 y pico…
Por cierto, lo de “entre particulares” lo pongo entre comillas porque cada vez vemos más viviendas controladas por inmobiliarias y no por habitantes locales.
#2 Porque se está destruyendo la identidad local
La globalización mola, pero el turismo de masas genera problemas de pérdida de la identidad local y las tradiciones del destino.
Pongamos algunos ejemplos:
- Daños en los monumentos y el patrimonio histórico-cultural.
Nos enfrentamos a que, si en los próximos años no frenamos el turismo masivo, lugares como Venecia, el Taj Mahal o el Machu Picchu cerrarán totalmente al público.
- Degradación de las tradiciones y fiestas locales, que se convierten en espectáculos para el disfrute (y la embriaguez) de los turistas.
Véase la tomatina de Buñol, la feria de Sevilla o mi preferida: los sanfermines.
- Pérdida de la identidad y las costumbres locales.
Como la comida, la vestimenta, el idioma o los valores y comportamientos de la comunidad local, que se diluyen con la cultura global hasta desaparecer.
Mi ejemplo favorito para esto es cuando los guiris llegan a Andalucía y le compran a las niñas un vestido de flamenca para pasear por el centro de Málaga.
Años y años de tradición destrozados en un segundo…
#3 Porque nos estamos cargando el planeta, básicamente
Por si no nos sirve ver cómo lugares ultraturísticos como la Alhambra, la Fontana di Trevi de Roma o ciertas playas de Tailandia están restringiendo la entrada al público, añadimos este último punto.
Desde que viajar se convirtió en algo accesible (y casi necesario), hemos asistido a la urbanización de zonas naturales, protegidas o de gran valor ecológico.
Estos proyectos no han tenido en cuenta el gran impacto que iban a provocar en los recursos, la fauna o el paisaje que, por otro lado, es lo que atrae a los turistas.
En pocas palabras, estamos matando a la gallina de los huevos de oro:
- Extinguiendo u obligando a emigrar a un gran número de especies animales, acuáticas y terrestres (no, esa foto con la estrella de mar fuera del agua no fue una buena idea).
- Eliminando directamente otro gran número de plantas, especialmente arrecifes de coral.
- Destruyendo bosques y selvas, tanto para la explotación agrícola como para la urbanización.
- Modificando la estructura de ciertas zonas como desiertos, playas o dunas costeras para construir alojamientos o locales hosteleros.
- Arrojando vertidos al mar, que a su vez destruyen la flora y fauna marina, contaminan y empeoran la calidad del agua. Ojo aquí con los cruceros.
- Consumiendo excesivamente los recursos del planeta como el agua, que precisamente no abunda.
- Contaminando el aire y el suelo con materiales no biodegradables y gases nocivos.
Ahora que ya tenemos suficientes motivos para confiar algo más en el turismo sostenible, vamos a ver en qué consiste realmente.
Qué es (y qué no es) el turismo sostenible
A lo largo de los 3 catastróficos puntos que hemos visto antes, hemos comprobado todo lo que no hay que hacer si queremos apostar por un turismo más respetuoso para el planeta.
Ahora cabe pensar que el turismo sostenible es, simplemente, todo lo contrario.
Y no estaríamos mal encaminados, pero como consumidores también tenemos que tener cuidado de que no nos vendan gato por liebre y nos engañen.
Para que esto no te pase, voy a explicarte a qué sí y a qué no podemos llamar turismo sostenible.
Y si eres una empresa turística y quieres aplicar prácticas más sostenibles a tu forma de trabajar, toma nota también, porque esto te interesa.
Primero lo primero: la definición oficial de turismo sostenible
El turismo sostenible es «aquel que tiene en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas».
Organización Mundial del Turismo (OMT)
Dicho con otras palabras: un destino o empresa que fomenta el turismo sostenible busca que los visitantes disfruten pero sin que se produzca un impacto negativo en la cultura, la economía y el medio ambiente.
Vale, hasta aquí tenemos claro a qué sí podemos llamar turismo sostenible, tanto con definición oficial como con mi propio punto de vista.
Todo parece muy evidente.
Pero cuidado: hay empresas que, de cara a la fachada, parecen muy concienciadas con el cuidado de los recursos y el medio ambiente, pero por detrás no son lo que dicen.
De hecho, esa puede ser una excusa perfecta para subir sus precios, desgravar impuestos o lavar su imagen, subiéndose al carro del ecopostureo.
Y eso es precisamente todo lo contrario a sostenibilidad.
Por desgracia, todavía no contamos con ningún sello a nivel mundial que nos garantice que las prácticas de ciertas empresas turísticas son 100% transparentes. Por eso, en el siguiente apartado voy a enseñarte qué puntos debes identificar para poder decir que sí estás ante una estrategia de desarrollo sostenible en el turismo.
Los 6 puntos que no pueden faltar cuando hablamos de turismo sostenible
Antes de hablarte sobre estas claves, quiero puntualizar algo: nadie es perfecto.
Tal vez eres un viajero muy concienciado con la sostenibilidad, pero tomas 6 aviones en dos semanas, haces un crucero alguna vez o compras en una multinacional en lugar de en una tienda local.
O quizás eres una empresa con ganas de cambiar el mundo, pero trabajas con grandes agentes, promueves el turismo de masas y no utilizas energías renovables.
En cualquier caso, no pasa nada.
Estamos aquí para aprender a ser cada vez más conscientes y cambiar las cosas con pequeñas acciones.
Intenta aplicar cada uno de estos puntos a tu forma de viajar (eres viajero) o trabajar (eres empresa), poco a poco y sin presiones.
Puede que ahora no los cumplas todos, pero dentro de unos años sean prácticamente naturales para ti.
Dicho esto, vamos con ellos:
#1 El cuidado de los recursos naturales
El turismo sostenible busca impactar lo mínimo en los recursos medioambientales y naturales.
Es evidente que cuando viajamos consumimos agua, energía o calefacción, pero podemos elegir opciones que optimicen estos recursos.
Por aquí debajo te dejo algunos ejemplos.
Todos se pueden aplicar a una vida más sostenible, tanto si eres una empresa turística como si te encanta viajar:
- Utilizar la ruta o medio de transporte que menos contamine el aire y el agua para llegar a tu destino.
- Olvidarnos por una vez del buffet y priorizar menús donde solo se cocina la comida que se vaya a consumir.
- Buscar alojamientos que utilicen energías renovables.
- No dejar el aire acondicionado o la calefacción encendidos durante todo el día y, si es centralizado, pedir que se mantenga a una temperatura media.
- Intentar que los alimentos que se consumen sean naturales o ecológicos y de proximidad.
- Lavar las sábanas y toallas con menor frecuencia (no te ofendas, que en tu casa no las lavas todos los días).
En el Geoparque de Granada encontramos un ejemplo perfecto de alojamiento sostenible: las Cuevas de la Luz.
He vivido la experiencia de alojarme aquí dos veces y sé que cumple muy bien con este punto del cuidado de los recursos.
Toda la finca se nutre de energía solar, las estufas son de combustible ecológico, la comida es totalmente natural y, por si fuera poco, la familia que lo regenta es un encanto.
Si como empresa turística tú también contribuyes a estas acciones, es importante que las pongas en valor en tu web y tus contenidos digitales.
Los viajeros concienciados valoran tener esta información y, cuanto más fácil se la pongas, más sencillo les resultará encontrarte.
Un buen ejemplo de cómo se pone de manifiesto esta filosofía lo encontramos en el Caserío Montehermoso. Este alojamiento sostenible se encuentra algo más al norte que el anterior, en Álava, pero la esencia y la filosofía es muy similar.
#2 La protección del entorno y el patrimonio cultural
Ni qué decir tiene que es fundamental respetar el patrimonio arquitectónico y cultural de los destinos que visitamos. Pero esto no es suficiente.
La sola presencia de millones de personas en el mismo lugar durante años, ha deteriorado varias de las maravillas que tenemos en el mundo.
Con el objetivo de frenar este impacto, ya hay lugares que están restringiendo la entrada a un número más reducido de personas.
¿Qué podemos hacer nosotros? Toma nota:
Como turistas: es importante respetar estos aforos y tener las restricciones en cuenta a la hora de planear nuestras vacaciones.
Si queremos ir un paso más allá, podemos investigar si el alojamiento o destino al que viajamos, ha sido construido de forma poco ética en un entorno natural o protegido.
Como empresas: especialmente las que organizan excursiones a lugares considerados patrimonio natural o cultural, una práctica sostenible sería minimizar el aforo y concienciar a los visitantes sobre la importancia de conservar el entorno.
Para hacerlos aún más conscientes, podemos incluso organizar actividades que integren a los propios turistas en esta conservación. Por ejemplo, incluir la reforestación de un bosque en una ruta de senderismo, la recolección de setas ecológicas para una cata gastronómica o, como hace esta empresa gallega, organizar rutas de buceo para la conservación del patrimonio acuático.
#3 La protección de la flora y la fauna
El entorno no solo lo forma el paisaje, sino también las especies animales y vegetales con las que convivimos en el planeta.
Si en el punto anterior hablábamos de cómo la presencia humana ha deteriorado ciertos lugares turísticos, en este también incluimos la flora y la fauna local.
La actividad turística en sí ya supone un peligro para muchas especies.
Contaminar el agua en la que viven, destruir bosques y selvas para construir grandes hoteles o utilizarlas para el disfrute y recreo de los turistas, son algunas de las malas prácticas que se han llevado a cabo durante años.
Está en nuestra mano, como viajeros y empresas, evitar estas prácticas que son todo lo contrario a propiciar un turismo más sostenible para el planeta.
Aquí te dejo algunas:
- Hacer rutas por agua en medios de transporte que arrojan residuos contaminantes al mar (y sí, lo siento: aquí se incluyen los cruceros).
- Fomentar el alojamiento en grandes complejos, construidos en zonas protegidas como parajes naturales o bosques.
- Visitar zoológicos o hacer actividades como baños con delfines, donde los animales no estén libres y en su hábitat natural (pista: en casi ninguna lo están).
- Ir de caza o de pesca, especialmente en lugares protegidos.
- Participar en espectáculos o circos donde los animales son sometidos a fuertes niveles de estrés.
- Alterar el entorno natural para llevarte un “recuerdo” a casa como plantas, flores, piedras o arena de la playa (piensa que no solo lo haces tú, sino millones de personas al año).
- Dañar a especies solo para divertirte o hacerte una foto, como por ejemplo a las estrellas de mar.
Aquí vuelvo a insistir en que, si eres una empresa turística que comparte estos valores de consciencia y sostenibilidad, los expreses en tus contenidos.
A tus clientes les gustará saber que estás comprometido y que rechazas todas estas actividades dañinas para las especies. La agencia de viajes Travel Me Softly lo ha trabajado muy bien en su blog:
Aquí otro ejemplo:
#4 El respeto hacia la cultura y la identidad local
Si hablamos de un turismo más respetuoso y consciente con la población local, tenemos que fomentar el respeto hacia sus costumbres y valores.
A todos nos gusta conocer las fiestas y tradiciones de los lugares a los que viajamos, y eso está genial.
Pero no podemos olvidar que detrás del espectáculo, hay toda una historia llena de identidad, que no se puede perder.
Aquí los consejitos:
Como turistas: lo ideal es elegir una oferta cultural que nos invite a conocer las raíces de las fiestas o tradiciones que estamos disfrutando.
Además, podemos invertir nuestro tiempo en saber más sobre las costumbres, la artesanía o la gastronomía del lugar que visitamos.
Como empresas: tenemos la responsabilidad de crear esa oferta y mantener la identidad local, para que no se pierda con el tiempo.
Por ejemplo, si ofreces catas de vino con espectáculo flamenco, que la experiencia no se quede solo ahí y los turistas puedan conocer de dónde viene esta tradición.
En este caso quiero enseñarte el ejemplo de la agencia Viajes Transformacionales: una empresa a la que en este blog le tenemos mucho cariño, ya que han confiado tanto en Joan como en mí para trabajar su copywriting.
En 2019 hice un viaje con ellos a Bali y la experiencia fue 100% auténtica, humana y consciente.
La diferencia está en que trabajan con proveedores locales y organizan actividades en las que en todo momento se respetan las tradiciones, la cultura y la economía del destino.
#5 El desarrollo económico de toda la población
Suele ocurrir que en los destinos turísticos muy masificados, la riqueza se queda solamente en una parte de la población, dejando a la otra prácticamente en la miseria.
La lucha del turismo sostenible también pasa por intentar que el beneficio económico se distribuya por toda la población.
Algunos de los puntos que se buscan aquí son los siguientes:
- Que el turismo genere riqueza en el destino para todos los habitantes y no haya brecha de clases.
- Que se fomente el desarrollo de empresas locales en todos los sectores de la economía: tanto turísticas (agencias de viajes, alojamientos, actividades, transporte, etc.) como de alimentación, agricultura, industria, comunicación…
- Que el beneficio económico se destine a conservar el patrimonio y a mejorar la calidad de vida de los habitantes locales, disminuyendo el nivel de pobreza.
- Que las empresas turísticas integren a toda la población en sus actividades, creando empleo de forma directa e indirecta.
- Que los visitantes tengan conciencia social y política del lugar de destino para que actúen en consecuencia, respetando a la población y el entorno.
Aunque gran parte de la responsabilidad recae aquí sobre el Estado y las instituciones, siempre podemos hacer nuestra parte.
Como turistas: eligiendo contratar alojamientos, visitas o experiencias con guías y agentes locales y asegurándonos de que el beneficio se queda en el destino y no va a grandes corporaciones.
Una vez en el destino, podemos intentar consumir en establecimientos que ofrezcan productos y comida típica, artesanal y local.
Ya sabes, lo típico de: no te vayas a la otra punta del mundo para ir al McDonald’s…
Otra práctica (que personalmente me encanta), es la de no regatear cuando vamos a comprar a mercadillos.
Vale que a mí me encanta porque se me da fatal regatear, pero piensa que lo que te estás ahorrando y para ti es calderilla, para un habitante de otro país puede suponer la comida de varios días. Esto también se aplica a las propinas.
Como empresas: si organizas viajes a países en vías de desarrollo, intenta fomentar el empleo local contratando a guías y agentes nativos.
En la medida de lo posible, no trabajes con grandes multinacionales y busca contactos de confianza que ofrezcan a tus clientes un viaje más enriquecedor.
Al final, todos ganan: los habitantes locales mejoran su calidad de vida, tus clientes viven una experiencia más auténtica y tú consigues buenas reseñas.
Un ejemplo de agencia comprometida con este punto es Evaneos.
Su aportación al turismo sostenible es la creación de una gran comunidad que pone en contacto al cliente con guías locales de todo el mundo. Esto hace que los viajeros puedan acceder más fácilmente a estos agentes y contribuyan de forma directa al desarrollo económico del destino.
#6 La conciencia de la huella que dejamos en el mundo
Este me parece un buen punto para resumir lo que realmente busca el turismo sostenible: que todos seamos conscientes de que nuestros actos dejan una huella en el mundo.
En nuestra mano está elegir si esa huella es positiva, aporta riqueza y calidad de vida al destino al que viajamos, o si es negativa y lo que aporta es destrucción, pobreza y contaminación.
Para promover la conciencia en general, es fundamental que viajeros y empresas apuesten por un turismo que respete los recursos, la cultura y a todos los seres vivos del planeta.
Algunas ideas para hacerlo son:
- Donar una parte de los beneficios o del presupuesto del viaje a organizaciones que luchan por la conservación del medio ambiente.
- Investigar muy bien si el destino, el alojamiento y las actividades que vamos a realizar entrarían dentro de un turismo realmente sostenible.
- Evaluar qué consecuencias tiene nuestro paso por un destino turístico y ser simplemente consciente de ellas.
- Apoyar los derechos humanos y del trabajador y no fomentar la explotación ilegal de personas, animales o recursos.
- Contribuir al desarrollo de la economía local y rural, consumiendo productos autóctonos.
- Respetar las costumbres, el patrimonio y la cultura local, contribuyendo a aumentar su calidad de vida.
La otra cara de la moneda: el greenwashing o postureo sostenible
Ya sabemos las ventajas que tiene el turismo sostenible para el viajero, las comunidades locales y el planeta.
Pero, ¿y las empresas?
¿Qué beneficios tiene modificar sus procesos de trabajo y realizar un esfuerzo extra para que su actividad sea más sostenible?
Bueno, más allá de la satisfacción de ofrecer una experiencia más auténtica al cliente y contribuir a crear un mundo mejor para todos…
Participar en el desarrollo sostenible del turismo tiene ventajas bastante suculentas para las empresas, especialmente fiscales y sociales.
Por un lado, las instituciones públicas ofrecen ayudas para apoyar esa sostenibilidad en el turismo y recompensar el esfuerzo.
Además, el turista es cada vez más consciente de la importancia de viajar de forma respetuosa con el planeta y elige contratar empresas con ciertos valores.
Así que, de cara a la fachada es muy bonito decir que se trabaja de forma sostenible.
Sin embargo, esta es también la excusa perfecta para que gigantes del turismo (que de sostenible tienen poco), aprovechen para unirse al postureo y venderse como algo que no son.
Esto es lo que se conoce como greenwashing.
Para que lo entiendas mejor, te pondré un ejemplo rápido:
Imagina que has tomado conciencia sobre el turismo sostenible y para tus próximas vacaciones, buscas un hotel que cumpla con estos estándares.
Buscas en Internet y encuentras un artículo en uno de los periódicos más leídos del país, sobre cadenas hoteleras que tienen un gran compromiso con el medio ambiente.
Te llama especialmente la atención una de ellas, que afirma que están realizando “pequeñas acciones que cuentan” como utilizar bombillas de bajo consumo, botellas de plástico reciclable y energías renovables.
Además, ves que esta cadena te ofrece la opción de calcular la huella ecológica que estás provocando con tu viaje y donar a una ONG como compensación.
Qué bonito todo. Se me saltan las lágrimas.
Bueno, la realidad es que:
- Esta cadena está haciendo acciones insignificantes que a lo único que contribuyen es a lavar su imagen de cara al público.
- Te venden turismo sostenible en un hotel que ha sido construido destruyendo una zona protegida, como un litoral o un parque natural.
- Además, utilizan tu donación para desgravar impuestos, ya que al ser ellos los intermediarios, tienen ventajas fiscales.
Y así, señoras y señores, es como una gran multinacional hace greenwashing.
Por cierto, no diré nombres pero este caso es real.
El problema de estas prácticas de lavado de imagen es que, al ser empresas grandes con poder mediático, parece que son las únicas en contribuir al desarrollo sostenible.
La realidad es que existen muchos otros negocios que tienen de verdad esa conciencia social y ambiental, pero el viajero no los llega a conocer porque son más pequeños o no saben cómo venderse.
Por eso es importante que empresas y viajeros conozcan esta situación para actuar en consecuencia.
Las empresas, invirtiendo en darse a conocer a través de la publicidad o el copywriting turístico, para que el mundo sepa que existen.
Y los turistas, al investigar en qué nivel las empresas que contratan para sus viajes contribuyen a un desarrollo más sostenible del turismo.
¿Cómo vas a aportar tu granito de arena al turismo sostenible?
Espero que después de esto no se te hayan quitado las ganas de viajar y sí te haya picado el gusanillo de la conciencia.
Resolver todos estos problemas no está en nuestra mano, pero sí podemos hacer algo como consumidores y como empresas, apostando por una forma de turismo más sostenible con el planeta.
Ya hemos visto que no siempre es fácil detectar si estamos ante una técnica de greenwashing, o ante una empresa comprometida de verdad.
Estar bien informados como clientes es fundamental y, para ello, el copywriting en el turismo sostenible es muy importante.
Si todos aportamos nuestro granito de arena, crearemos una sociedad cada vez más concienciada y dispuesta a colaborar.
Piensa cómo vas a aportar el tuyo, ten constancia y paciencia: ¡el mundo no se salva en un día!
Te espero en los comentarios para darte la bienvenida al camino de las personas conscientes, humanas y comprometidas.
¡Nos vemos pronto!
6 respuestas
Gracias Mónica por el artículo.
Es un tema cada vez más de actualidad pero no hay buena información sobre ello.
Estoy muy de acuerdo en la mayoría de cosas que has comentado.
Me vienen genial ejemplos de empresas para tenerlo en cuenta en futuros viajes.
Aunque la labor de investigación puede ser difícil, ir teniendo referencias es muy útil.
A fin de cuentas contratar estas empresas concienciadas, es una manera directa de fomentar una actividad económica respetuosa «en lo posible» con el medio ambiente.
Sólo voy a diferir en un aspecto, no podemos estar de acuerdo en todo.
Pones de ejemplo en el «greenwashing» a gigantes del turismo o grandes multinacionales. También escribes el término cadenas hoteleras.
Creo que hay cadenas hoteleras y empresas muy importantes del sector turístico que están implementando medidas en esa línea.
Las habrá que caigan en el «ecopostureo». De hecho lo tienen más fácil, porque como bien dices se pueden publicitar en grandes medios de comunicación y «lavar» su imagen con facilidad.
Las habrá que lo hagan porque saben que es una tendencia que va a más y les traerá clientes. Pero tampoco vamos a pedirles que su motivación sea 100% pura y ética. El hecho de que se lo estén tomando en serio, hay casos reales, ya son hechos y no palabras.
También hay pequeños negocios turísticos que respetan muy poco las prácticas de gestiones de residuos adecuadas y demás. Lo tienen más difícil, sin lugar a dudas, puesto que no tienen tantos medios. Pero hay pequeños negocios que sí hacen el esfuerzo, como mencionas en tu artículo.
No pienso que el ser una gran multinacional sea sinónimo de malas prácticas empresariales.
Se les debe exigir más, sin duda, puesto que tienen más recursos.
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad, por supuesto. Pero creo que también hay que ver y fomentar los casos de grandes empresas que siguen esos patrones de consciencia medioambiental.
Sus motivos más o menos éticos, son difíciles de saber y «por el interés te quiero Andrés». P
Yo he trabajado en grandes empresas turística y en pequeñas.
He visto de todo, pero no dependía del tamaño o poder de la empresa. Dependía de la consciencia de las personas que tienen responsabilidad en ellas.
Gracias a que muchas personas como tú están poniendo el altavoz en estas prácticas, se está tomando cada vez más en cuenta. Merece la pena apostar por las empresas que se preocupan por impactar menos con sus actividades.
Un cordial saludo
Hola Dani, gracias por aportar tu punto de vista.
Es lo que dices: ser multinacional no es sinónimo de malas prácticas, pero definitivamente debemos exigirles más por los recursos y la visibilidad que tienen.
Lo que yo critico en el post es la incoherencia de, por ejemplo, utilizar bombillas de bajo consumo en un hotel que ha sido construido destruyendo una zona protegida. Son casos que se ven bastante por aquí en Andalucía.
De todas formas, me gusta poner más ejemplos de pequeños negocios porque pienso que tiene más mérito llevar unas prácticas sostenibles en este caso. Además, fomentar la contratación de estas empresas locales también forma parte de la filosofía del turismo sostenible.
Muchas gracias por leer todo el post y por tu comentario.
¡Un abrazo!
Muy interesante el post. ¡Enhorabuena Mónica! Solo añadir un pequeño punto que me llama la atención.
Mencionas la importancia de cuidar la fauna y la flora, y pones de ejemplo el no participar en espectáculos o circos donde los animales son sometidos a fuertes niveles de estrés. Mientras que por otro lado, dices que los Sanfermines es tu evento favorito. Por lo que te pregunto: ¿no crees que esto es precisamente lo primero?
Personalmente considero que este espectáculo es un ejemplo más de maltrato animal, pues los animales son sometidos a los hostigamientos de miles de personas, ruidos, golpes y carreras. Un padecimiento extremo que perdura hasta su muerte, pues después del evento son llevados al matadero. Un padecimiento cruel e innecesario, en el que además, la tortura no debería relacionarse con la cultura.
Solo lo comento como reflexión o inicio de un debate muy interesante para quien se anime. ¡Un saludo!
¡Hola Laura!
A lo que me refiero con la expresión «mi favorito» no significa que los Sanfermines sean mi evento favorito, sino que es la barbaridad más surrealista que existe para mí.
La forma en la que se ha distorsionado esta fiesta es brutal; ha pasado de ser una tradición (que en efecto, es maltrato) a una fiesta de borrachera en la que se han perdido todos los valores y la cultura.
Dentro de todos los ejemplos de pérdida de la identidad de nuestras fiestas que existen, mi favorito para mostrar este concepto son los Sanfermines, porque esto que explico se ve muy claro. Hay otras fiestas donde también se ha perdido la identidad, pero quizás no tanto.
El turismo sostenible contempla la protección de la flora y la fauna local, pero es que en esta fiesta, los toros se crían para eso, para llevarlos al matadero. No se considera un daño del turismo directamente, aunque sí de forma indirecta (los toros se matarían aunque no vinieran los guiris a verlo).
Fuera de eso, también existe el debate sobre si, incluso respetando nuestra identidad y nuestras tradiciones, los Sanfermines son una salvajada o no. Mi opinión es que sí y, aunque es una fiesta que tardará en evolucionar, tengo la esperanza de que poco a poco vayamos adaptando nuestras tradiciones.
Espero que esta explicación te lo haya dejado más claro y mil gracias por exponer tu punto de vista.
¡Un abrazo!
Hola buenos dias! Maravillosa entrada! Soy estudiante de turismo y actualmente estoy cursando una asignatura llamada Turismo Sostenible y Medio Ambiente en la que nos han encargado realizar un debate sobre el Eco-Marketing como publicidad engañosa. Me ayudaría mucho saber la empresa que tratas en el apartado de Greenwashing, al igual que conocer tu opinión al respecto sobre el tema de debate. Te dejo mi correo por si te es mas cómoda la respuesta por esa vía.
Muchísimas gracias de antemano.
Un saludo,
Alejandro
¡Hola Alejandro!
Me alegro de que te haya gustado el post. Yo también estudié turismo y tuve que hace un trabajo parecido 🙂
No voy a poner públicamente el nombre de la empresa pero te escribo a tu correo por privado y te cuento.
En cuanto a mi opinión sobre el tema, es más o menos la que comento en el post y en la respuesta al comentario de Dani: las multinacionales tienen que dar ejemplo, y precisamente por ser multinacionales y tener más recursos, debemos exigirles más en este tema.
No puede ser que la única contribución que haga una gran cadena hotelera para beneficiar al medio ambiente sea cambiar las bombillas y las botellas de plástico del restaurante.
Es verdad que cuesta mucho más cambiar un gran hotel que un pequeño alojamiento, pero como digo: tienen más recursos para hacerlo (pandemia aparte, que ahora todos están jodidos).
Por eso, me gusta mencionar antes a negocios y hoteles pequeños que sí que hacen lo posible para que (casi) toda su producción sea sostenible.
Espero haberte ayudado y te cuento por privado lo otro.
¡Un abrazo!